lunes, 13 de diciembre de 2010

Una infancia difícil, pero feliz…el inicio de un camino.

De ocho hermanos, soy el quinto hijo producto de la unión entre Carmen Betancourt y Juan López (fallecido el 21-06-2008) oriundos de Mérida y el Estado Lara, tengo tres hermanos menores; Mabel, Edison y Ibis, y Cuatro hermanos mayores; Oswaldo, Juancho, William y Aylin, en la actualidad, todos Mayores de edad y con hijos,  tengo un hogar y una familia, pero no tengo hijos propios, estoy unido desde hace 14 años a una Hermosa mujer  Lesly Méndez (Viuda de Sierra), la cual tiene cuatro hijos tres mayores de edad; Wilfredo, Cesar y Blanca y uno menor de edad; Luis Germán, huérfanos de padre.
Mi niñez transcurrió, en una época pasiva (Finales de los 60 y década de los 70), donde se respetaban los valores, el sustento económico era regular, pero se podía vivir con tranquilidad, eran los tiempos de aquel ir y venir, entre el rancho en las Brisas de pro patria, cerca de la casa de la abuela Rosa López (madre de mi papa) y la casa de los abuelos José Ramón Betancourt y la Abuela Rufina Mejías (padres de mi mama) en los paraparos de la vega, eran los tiempos de pobreza en una familia humilde y sencilla, donde el sacrificio de Juan López trabajando como albañil por muchos años, vendiendo golosinas y el sacrificio de Carmen vendiendo Terminales (Loterías), madrugando para hacer bollitos, hallacas y empanadas para vender en el Cuartel Urdaneta y trabajando como camarera en el Silencio, para llevar el sustento a la casa, sus múltiples ocupaciones los llevaron a sacrificar tiempo y espacio para atender a sus Cinco hijos, los cuales fueron creciendo y formándose entre muchas travesuras, el cuidado de las abuelas, y los tíos, a Oswaldo lo crio la abuela Rufina en la vega, el resto estuvimos siempre al lado de Carmen y Juan, Juancho y William eran los que se llevaban aquellas tremendas palizas por parte de Carmen y algunas veces de Juan producto de sus travesuras, las cuales fueron famosas y aun se recuerdan, eran los tiempos en que Juancho y William se iban al mercado de Catia a recoger tomates y cebollas que botaban los verdureros, para limpiarlas y venderlas, Tiempos del pan duro, la avena y el fororo en las tardes, Los tiempos de Martin Valiente y Juan sin Miedo que escuchaban por la radio, la época en que vendían chucherías en las misas de aguinaldo en la vega, los tiempos en que nuestro Niño Jesús era pobrecito y nos llevaban juguetes baratos, los tiempos en que nuestros padres llegaban muy agotados a la casa, esperando encontrar todo en orden, en donde a cada uno de mis hermanos y yo, nos dejaban el papelito escrito con los deberes y las labores compartidas que cada uno debía cumplir para limpiar, lavar, cocinar y estudiar a la vez, el que se salía del libreto, se llevaba su cueriza, al grosero, el peleón, el irreverente, al que encontraran en la calle, se llevaba la peor parte, tiempos difíciles para Juancho y William.
Los Traviesos. Juancho y William (En las Brisas de Propatria)


Mi Padre. Juan B.Lopez. en la casa de la tia Santiaga en las Brisas.


El Tio - Abuelo. Jose Quintin Lopez.

Para mi hermana Aylin y mi persona, eran los tiempos tranquilos, de la inocencia, de alguna travesura, pero de miedo en ves de respeto, al ver las peleas entre Juancho y William y las discusiones y peleas fuertes entre Carmen y Juan, de verdad nos enseñaron a respetar, a ser educados, aprendimos a leer con el libro Mantilla y los titulares de los periódicos, nos dieron estudio en la escuela con mucho sacrificio, para todos los que no visitaban a la casa la consigna era la buena atención y dar siempre la mejor sonrisa, aunque las cuatro paredes y el techo se estuvieran cayendo. 
fue la Figura paternal del Tío-Abuelo Sr. José Quintín López. Quien siempre ponía el orden, trabajo muchos años en el despacho del ministro de relaciones Interiores como obrero, quien siempre cuido de mi papa y hasta lo regañaba por sus acciones, fue el viejo Quintín quien lo crio en Caracas desde niño, quien por cierto no tubo hijos, nos dio parte de su casa ubicada en el Barrio Isaías Medina Angarita, en Catia, era el ranchito de los sueños, donde vivimos la mayor parte de nuestras vidas, pero mas que todo nos dio mucha protección y amor. También contábamos con la presencia en temporadas de un Tío muy bonachón y alegre, por parte de la familia López, el Sr. Mauro Antonio López, un hombre muy carismático, gran político, honesto, comprensivo, el cual nos daba mucho amor y de alguna manera nos alcahueteaba o nos consentía mucho, nos ayudo mucho con nuestros estudios, en particular a Juancho que era su ahijado, al tío Mauro tampoco se le conoció Hijos, vivía en la Guaira siempre solo y en una pensión, Quienes mas destacaron por sus estudios fueron Juancho y Aylin que con muchos esfuerzos lograron ser Licenciados de la Republica, William, llego hasta Sexto Grado y no quiso seguir estudiando.

Crecí con la inseguridad, con muchas preguntas sin respuestas, acomplejado, llegue a creer que era un estorbo, tenia miedo de decir u opinar, con miedo al rechazo, pensé muchas veces que nadie me quería, de niño no sabia como tragar pastillas, nunca aprendí a comer vegetales como cebolla, repollo, berenjena, coliflor, etc. y aun hoy no las paso, cuantas palizas me lleve por eso, recuerdo que me las hacían comer obligado y las vomitaba. No sabía comer carnes, simplemente las masticaba pero no me las tragaba eso fue hasta los 11 años, no sabia como defenderme o a tener malicia, mucho menos pelear a golpes, cuando me pegaban poca veces lloraba y en señal de rebeldía y como protesta me arrancaba todas las pestañas y me golpeaba con la pared, años mas tarde me entere que a la edad de 01 año tuve una grave complicación por una enfermedad y los médicos me desahuciaron, no le daban esperanzas a mi mama para que yo viviera, dicen los que lo vivieron que me salve por un milagro, cuando veía las palizas me aterraba, pero cuando me tocaba a mi me ponía blanco del susto, me desmayaba para evitar que me pegaran, desde pequeñín siempre me gusto dibujar, me gustaba preguntar, me gustaba cantar, en mi Hermano Juancho tuve la influencia para que me gustara aun mas el Dibujo el sabia dibujar en ese entonces, de hecho en mi pasantía por la escuela siempre me destaque por mis dibujos, participaba en las carteleras, intercambiaba y hasta vendía dibujos, para comprar chucherías en la cantina, siempre fui malo en Matemáticas y aun lo soy, por mas regaños y palizas que me dieron nunca las domine y al llegar al liceo mucho menos aprendí Química, física y Ingles, reconozco que pasaba de grado porque siempre me codeaba con los cerebritos del salón porque yo los ayudaba con los dibujos y ellos me ayudaban en los exámenes con las matemáticas.

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