Un día, estando estudiando Sexto Grado en la escuela la Constancia en el sector el Amparo de Catia, siendo el mas pequeño de los barones de la sección A, me sentía atraído por una niña inteligente y bonita era Isaura Escalona, un chamo abusador del sexto grado B, la hiso llorar y yo salí en su defensa, lo que ocasiono que ese chamo me retara a pelear en las afueras de la escuela, en la calle la pedrera, donde se daban todas las peleas, eso causo revuelo y muchos niños y niñas de Quinto y Sexto grado fueron a ver y aupar a uno y otro rival, yo estaba mas asustado que un ratón perseguido por una jauría de gatos, imagínense nunca había peleado, las imágenes que se me venían a mi mente eran las peleas entre Juancho y William, pero también me imaginaba la paliza si me dejaba joder por parte de mi mama, lo cierto fue que el chamo me zarandeo en un principio, y yo me fui llenando de rabia, y cuando vi sangre que salía de mi nariz, no pare de tirarle golpes hasta verle sangre a el también al romperle la boca, la pelea duro rato, nos separaban y volvíamos a retarnos, recuerdo que le conecte uno bueno por el ojo y se lo hinche, ahí aparecieron dos maestros de la escuela y nos separaron, espere aunque sea un besito como premio de parte de Isaura y solamente me dio las gracias, me gane una citación a mi representante y una paliza, pero al menos me gane el respeto de los chamos busca pleitos de la escuela. Ya en el primer año conocí a una jovencita preciosa, que era vecina vivía al otro lado de la calle, era sobrina del Sr. Pepe a quien años atrás mi papa le construyo parte de su casa, el Sr. Nos vio crecer a mis hermanos y a mi nos tenia mucho aprecio, la Jovencita se llamaba Zenaida Camacho, era Merideña, estudiaba Sexto Grado en la escuela Nueva Caracas, nos veíamos escondidos, cuando se podía, porque andábamos haciendo algún mandado, de verdad ella fue mi primer amor, me gustaba mucho y ella también gustaba de mi, no me lo han de creer, pero paso mucho tiempo para yo atreverme a decirle que me gustaba, nunca me gusto eso que decían muchos de pedirle el empate y cuando por fin nos pudimos dar un beso, sentí que era el día mas feliz de mi vida y se que ella sintió igual, habían chamos en la cuadra que me envidiaban, que no podían creer que el menor de los López, el sometido, aquella niña bonita, estuviera empatada con el, recuerdo que la Tía política de ella. (La Esposa del Sr. Pepe) Descubrió lo que pasaba y nos hiso la guerra, para evitar que habláramos y nos viéramos, la encerraba, no la dejaba salir y fue cuando ella se arriesgo a decir mentiras y yo también en mi casa para podernos ver, y nos íbamos a caminar y pasear a un parque para compartir, darnos besitos, Jurarnos cosas, el tiempo nos parecía corto, de hecho ese año escolar paso muy rápido y después que ella salió promovida de Sexto grado, la Señora después de tanto casquillo, logro que se la llevaran de nuevo para Mérida. El día que se la llevaron yo me entere por una de sus amigas, que dolor tan grande el que yo sentía, me aviso que estaba en el valle y la hora en que salía el Bus del Terminal de pasajeros vía Mérida y aunque sabia que no podía hacer nada para evitar que se la llevaran, logre llegar a tiempo al terminal, con la esperanza de verla por, no sabia si por ultima vez, y efectivamente la vi ya en su asiento en el Autobús, nos permitieron hablarnos, nos despedimos llorando y dándonos un besito, nos prometimos portarnos bien y lograr ser felices, de hecho ella me escribía cartas, que no llegaban a mis manos, un día pregunte por su dirección en Mérida y por fin la tuve, porque yo tengo familia en Mérida en la población de Ejido y tenia la esperanza de ir algún día, Fui un año y medio después que a ella se la habían llevado, logre dar con la dirección donde ella estaba, no lo podíamos creer nos vimos de nuevo, me alegre de ver que ella estuviera bien, de que fuera feliz al lado de los suyos, que había continuado con sus estudios, eso me hiso sentir conforme por la suerte que a ella le toco y después de aquel momento pasaron como ocho años, cuando la volví a ver, esta vez en Caracas, porque Juancho en ese entonces trabajaba en DIEX del Silencio y la vio y converso con ella y nos propicio un encuentro. Ya Zenaida era mayor de edad, tenia dos hijas preciosas, vivía en la Guaira, con un tipo que le daba mala vida y la trataba mal, del cual estaba separándose, de hecho ella me conto sobre aquella vez que nos vimos por ultima vez en Mérida, de lo mucho que sufrió, que me había mentido, que no todo estaba bien como me lo hiso creer, pero de verdad aun hoy, donde quiera que este le deseo que este bien y que halla encontrado la felicidad.
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